jueves, 10 de julio de 2014

CONCEPTO DE RURALIDAD


INSTITUCIÓN EDUCATIVA ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE MARÍA 
PROGRAMA DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA
ÁREA: PEDAGOGÍA Y RURALIDAD
DOCENTE: NIDIA MARÍA VARGAS RENDÓN
SEMESTRE IV
MEDIADOR PEDAGÓGICO NÚMERO UNO


PROPÓSITO:
Analizar el concepto de ruralidad

ENTRADA:
Cada uno dibuja lo que signifique ruralidad

SABERES PREVIOS
¿Qué es ruralidad?
¿Qué relación tiene la ruralidad con la Escuela?

CONCEPTUALIZACIÓN
.Ruralidad: de los conceptos a las definiciones
 Una simple constatación muestra que el concepto de ruralidad necesita de una revisión: en la Argentina se utiliza actualmente una acepción de lo rural acuñada en  Francia en el siglo XIX, cuyo criterio principal de diferenciación rural-urbana es la cantidad de habitantes por localidad. Mientras en el país europeo mencionado la definición fue revisada y transformada dos veces, en el nuestro se la sigue utilizando sin modificación alguna. Así mismo, a la inversa de lo sucedido en otros países del  mundo, en la Argentina el tema ni siquiera ha sido revisado. En efecto, no se ha  producido hasta el momento un debate que ponga sobre el tapete los alcances y  limitaciones de tal definición de ruralidad, para ser utilizada en el heterogéneo medio rural argentino.  La diferenciación rural-urbana resulta particularmente significativa debido a que  delimita el ámbito de pertinencia de una serie de acciones estatales en diferentes  sectores de la sociedad: se habla frecuentemente de educación rural, créditos  rurales, caminos rurales, salud rural, pobreza rural, desarrollo rural, sin que la aparentemente simple definición del escenario de intervención haya sido  cuestionada, como así tampoco se hayan considerado las dificultades que se  plantean al momento de la utilización de los datos oficiales sobre lo rural.
Las profundas diferencias entre lo urbano y lo rural no pueden ser reducidas a una  única variable de tipo poblacional; las importantes divergencias en otras  dimensiones socio-económicas como educación, ingresos, ocupaciones,  necesidades básicas insatisfechas, condiciones de salud, sexo y composición sectaria de la población sugieren, no obstante, que lo “rural” está muy lejos de poder ser  englobado en un concepto simple y homogéneo (Dirven, 2004). Tal vez, la ausencia  de una discusión sobre la temática se deba a que la idea de ruralidad parece tan  obvia que no necesita ser cuestionada. Sin embargo, nada más lejos de la obviedad;  una revisión de los principales estudios sobre la temática demuestra la fragilidad y  heterogeneidad conceptual que comprende la idea de ruralidad.
Si bien la mayoría de los autores parten del supuesto de la inexistencia de una definición universal de lo rural, también observan críticamente que, cuando se lo define, las más de las veces se lo hace caracterizando a lo rural en referencia  directa a lo urbano. Abramovay (2000), por ejemplo, partiendo de la pregunta de si lo  rural es sinónimo de atraso y de si es real el fatalismo demográfico, económico,  político y cultural, elabora una discusión sobre la definición del

tema. El problema de base se encuentra en la definición de lo rural como categoría residual de lo urbano, por lo cual el espacio es diferenciado en forma no neutral. Asimismo, la tendencia más moderada lo define no como oposición a lo urbano pero sí por su relación con este ámbito. El autor concluye que se necesita una nueva definición que no condene de antemano a lo rural al vaciamiento, posición que comparte Graciano de Silva (s/f), a partir de la obsolescencia de lo que llama “o mito do rural”, dentro del cual ubica el  atraso, la predominancia de lo agrícola, la inexorabilidad del éxodo rural y la idea de que el crecimiento agrícola lleva al desarrollo rural.
Esta característica residual de lo rural se basa a su vez en una perspectiva implícita: la fuerte presencia de una visión dicotómica entre lo urbano y lo rural. Esta visión dicotómica tiende a separar la sociedad en dos, tipificándola idealmente en ámbitos separados, caracterizados en forma de términos contrapuestos: lo rural como atrasado, pobre, aislado, de cambios lentos, atado a la naturaleza y a la producción primaria; lo urbano como rico, moderno, dinámico, industrial, conectado con el mundo. Y algunos criterios estadísticos, como veremos, tienden a reforzar esa visión  dicotómica, ya común en el imaginario social.
Esta dicotomía tan en uso merece una discusión conceptual y es sobre ella que la  mayor parte de los autores apunta su contribución. Por una parte, esta separación  no atiende a la compleja realidad de un mundo globalizado y cada vez más interconectado, que tiende a crear realidades heterogéneas. Y esta heterogeneidad  de situaciones lleva a muchos autores (Medeiros Marques, 2002) a la necesidad de plantear, en contra de la dicotomía urbano-rural, la existencia de un continuum de situaciones, un gradiente de posibilidades. Sobre la existencia de este gradiente  (que en los extremos mantendría una cierta dicotomía entre lo “muy rural” y lo “muy  urbano”) existe evidentemente un acuerdo, que borraría las dificultades de  definición. Pero al mismo tiempo, en varios autores se mantiene la necesidad de llegar a una cierta clasificación de situaciones, dividiendo por ejemplo el continuum en tres, cuatro o cinco situaciones de decreciente ruralidad (Abramovay, 2000; IICA, 2000; Sequeiros y Osorio, 2001).
Esta posibilidad de clasificación de situaciones complejas lleva a otro acuerdo tácito  entre los autores analizados: la necesidad de cambiar el foco de análisis de la ruralidad desde una perspectiva fundamentalmente económica a una visión que  contemple la cuestión territorial, es decir, su impronta sobre el espacio concreto. De  esa forma, lo rural ya no sería definido como un sector, sino como una situación concreta que caracteriza un fragmento específico del territorio como unidad de gestión que permite integrar a una realidad económica multisectorial dimensiones  políticas, sociales, culturales y ambientales (Echeverri Perico y Robero, s/f; García Ramón, 1995). En esta misma línea, otro enfoque que ayuda a superar la dicotomía  conceptual es aquel que enfatiza que es necesario mirar lo rural desde lo rural, con  sus especificidades, similitudes y complejidades.
La visión simplista y tradicional de lo rural estaría siendo fuertemente erosionada por una serie de cambios que están sucediendo en ese ámbito: la creciente aparición de la multiocupación en la población que podríamos en principio pensar como rural, la aparición en ese ámbito de actividades no agropecuarias como industrias y servicios, la revalorización del campo como lugar de residencia, la aparición de otros usos del ambiente no urbano como la valorización paisajística y cultural, la ampliación de las actividades ligadas al ocio, la conservación ambiental como objetivo de la instalación humana, el progresivo aumento de la movilidad territorial de una población antes considerada como casi inmóvil (Pérez, 2001; Piñeiro, 1999; Teubal, 2001, Murmis y Feldman, 2005). Este tipo de procesos, que comenzaron en Europa y los EEUU hace bastante tiempo, están penetrando rápidamente en países de América Latina -Argentina entre ellos- lo que empuja aún más hacia una redefinición conceptual y operativa.
Todo esto lleva a los autores a señalar las limitaciones de las formas de definición de lo rural utilizadas hasta ahora: las puramente administrativas, como la adoptada por Brasil (Graciano da Silva, s/f); las que combinan límites demográficos (densidad, tamaño de los aglomerados) con el porcentaje de ocupación agraria de la población económicamente activa (PEA), como las utilizadas en Chile (Gómez, 2001); y, finalmente, las puramente demográficas, como la nuestra.

El medio rural se entiende, hoy en día, como una entidad socioeconómica y un espacio geográfico, compuesto por un territorio, una población, un conjunto de asentamientos y un conjunto de instituciones públicas y privadas.


Es un conjunto de regiones o zonas en las que se asientan pueblos, aldeas, pequeñas ciudades y centros regionales,  espacios naturales y cultivados y en donde se desarrolla una gran diversidad de actividades como la agricultura, la industria pequeña y mediana, el comercio, los servicios, la ganadería, la pesca, la minería, el turismo y la extracción de recursos naturales (CEÑA, 1993). Lo rural no es exclusivamente, entonces, lo agrícola ni la sola expresión de la producción primaria. Lo rural trasciende lo agrario.
En las nuevas concepciones del desarrollo rural en América Latina se va más allá de la consideración de la mitigación de la pobreza y se orienta hacia una visión de lo regional y la sostenibilidad, no sólo de recursos naturales, sino también económica, política, social y cultural. También se incorpora el concepto de empoderamiento de las comunidades campesinas, buscando que  los pobladores rurales y las distintas organizaciones se doten de poder para que puedan ejercitar sus derechos frente al Estado. La nueva concepción de desarrollo rural tiene también presente la necesidad de la incorporación de una perspectiva  de equidad de género y de la participación de los distintos actores sociales en los diferentes procesos y proyectos de  desarrollo. De lo anterior surge la necesidad de evidenciar y plantear nuevas funciones a los espacios rurales que se constituyen en una vía posible a su reequilibrio y desarrollo. Vale la pena destacar las siguientes funciones:
· Equilibrio territorial.
· Equilibrio ecológico y producción de recursos y servicios ambientales.
· Producción de alimentos limpios u orgánicos.
· Usos agrarios no alimentarios.
· Establecimiento de agroindustrias y empresas manufactureras.
· Generación de empleo no agrícola.
· Espacio para actividades de esparcimiento y recreación al aire libre. Reconstrucción cultural y del patrimonio histórico.
· Buena parte de estas funciones están implicando un manejo de recursos colectivos.

PROBLEMATIZACIÓN
¿Cuáles deben ser  las características de un maestro/a para la ruralidad?

PROFUNDIZACIÓN
De la lectura anterior se puede deducir que existen dos formas de mirar la Ruralidad, una de manera tradicional y la otra totalmente opuesta.
En este sentido:
Defina Ruralidad
Plantee las características de la ruralidad tradicional y de la Nueva Ruralidad.
Elabore un esquema que dé cuenta de estas diferencias y/o semejanzas.

PARA LLEVAR A LA PRÁCTICA
Elaborar un perfil del maestro para la Nueva Ruralidad






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