INSTITUCIÓN EDUCATIVA ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE MARÍA
PROGRAMA DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA
PROGRAMA DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA
ÁREA: PEDAGOGÍA Y RURALIDAD
DOCENTE: NIDIA MARÍA VARGAS RENDÓN
SEMESTRE IV
MEDIADOR PEDAGÓGICO NÚMERO UNO
PROPÓSITO:
Analizar el concepto de ruralidad
ENTRADA:
Cada uno dibuja lo que signifique ruralidad
SABERES
PREVIOS
¿Qué es ruralidad?
¿Qué relación tiene la ruralidad con la Escuela?
CONCEPTUALIZACIÓN
.Ruralidad: de los conceptos a las definiciones
Una simple
constatación muestra que el concepto de ruralidad necesita de una revisión: en
la Argentina se utiliza actualmente una acepción de lo rural acuñada en Francia en el siglo XIX, cuyo criterio
principal de diferenciación rural-urbana es la cantidad de habitantes por
localidad. Mientras en el país europeo mencionado la definición fue revisada y
transformada dos veces, en el nuestro se la sigue utilizando sin modificación
alguna. Así mismo, a la inversa de lo sucedido en otros países del mundo, en la Argentina el tema ni siquiera ha
sido revisado. En efecto, no se ha producido
hasta el momento un debate que ponga sobre el tapete los alcances y limitaciones de tal definición de ruralidad,
para ser utilizada en el heterogéneo medio rural argentino. La diferenciación rural-urbana resulta
particularmente significativa debido a que
delimita el ámbito de pertinencia de una serie de acciones estatales en
diferentes sectores de la sociedad: se
habla frecuentemente de educación rural, créditos rurales, caminos rurales, salud rural,
pobreza rural, desarrollo rural, sin que la aparentemente simple definición del
escenario de intervención haya sido cuestionada,
como así tampoco se hayan considerado las dificultades que se plantean al momento de la utilización de los
datos oficiales sobre lo rural.
Las profundas diferencias entre lo urbano y lo
rural no pueden ser reducidas a una única
variable de tipo poblacional; las importantes divergencias en otras dimensiones socio-económicas como educación,
ingresos, ocupaciones, necesidades
básicas insatisfechas, condiciones de salud, sexo y composición sectaria de la
población sugieren, no obstante, que lo “rural” está muy lejos de poder
ser englobado en un concepto simple y
homogéneo (Dirven, 2004). Tal vez, la ausencia
de una discusión sobre la temática se deba a que la idea de ruralidad
parece tan obvia que no necesita ser
cuestionada. Sin embargo, nada más lejos de la obviedad; una revisión de los principales estudios
sobre la temática demuestra la fragilidad y
heterogeneidad conceptual que comprende la idea de ruralidad.
Si bien la mayoría de los autores parten del supuesto
de la inexistencia de una definición universal de lo rural, también observan críticamente
que, cuando se lo define, las más de las veces se lo hace caracterizando a lo
rural en referencia directa a lo urbano.
Abramovay (2000), por ejemplo, partiendo de la pregunta de si lo rural es sinónimo de atraso y de si es real
el fatalismo demográfico, económico, político
y cultural, elabora una discusión sobre la definición del
tema. El problema de base se encuentra en la
definición de lo rural como categoría residual de lo urbano, por lo cual el
espacio es diferenciado en forma no neutral. Asimismo, la tendencia más
moderada lo define no como oposición a lo urbano pero sí por su relación con este
ámbito. El autor concluye que se necesita una nueva definición que no condene de
antemano a lo rural al vaciamiento, posición que comparte Graciano de Silva
(s/f), a partir de la obsolescencia de lo que llama “o mito do rural”, dentro
del cual ubica el atraso, la
predominancia de lo agrícola, la inexorabilidad del éxodo rural y la idea de que
el crecimiento agrícola lleva al desarrollo rural.
Esta característica residual de lo rural se basa a
su vez en una perspectiva implícita: la fuerte presencia de una visión
dicotómica entre lo urbano y lo rural. Esta visión dicotómica tiende a separar
la sociedad en dos, tipificándola idealmente en ámbitos separados,
caracterizados en forma de términos contrapuestos: lo rural como atrasado,
pobre, aislado, de cambios lentos, atado a la naturaleza y a la producción primaria;
lo urbano como rico, moderno, dinámico, industrial, conectado con el mundo. Y
algunos criterios estadísticos, como veremos, tienden a reforzar esa
visión dicotómica, ya común en el
imaginario social.
Esta dicotomía tan en uso merece una discusión conceptual
y es sobre ella que la mayor parte de
los autores apunta su contribución. Por una parte, esta separación no atiende a la compleja realidad de un mundo
globalizado y cada vez más interconectado, que tiende a crear realidades
heterogéneas. Y esta heterogeneidad de
situaciones lleva a muchos autores (Medeiros Marques, 2002) a la necesidad de plantear,
en contra de la dicotomía urbano-rural, la existencia de un continuum de situaciones,
un gradiente de posibilidades. Sobre la existencia de este gradiente (que en los extremos mantendría una cierta
dicotomía entre lo “muy rural” y lo “muy
urbano”) existe evidentemente un acuerdo, que borraría las dificultades
de definición. Pero al mismo tiempo, en
varios autores se mantiene la necesidad de llegar a una cierta clasificación de
situaciones, dividiendo por ejemplo el continuum en tres, cuatro o cinco
situaciones de decreciente ruralidad (Abramovay, 2000; IICA, 2000; Sequeiros y
Osorio, 2001).
Esta posibilidad de clasificación de situaciones
complejas lleva a otro acuerdo tácito entre
los autores analizados: la necesidad de cambiar el foco de análisis de la ruralidad
desde una perspectiva fundamentalmente económica a una visión que contemple la cuestión territorial, es decir,
su impronta sobre el espacio concreto. De
esa forma, lo rural ya no sería definido como un sector, sino como una
situación concreta que caracteriza un fragmento específico del territorio como
unidad de gestión que permite integrar a una realidad económica multisectorial
dimensiones políticas, sociales,
culturales y ambientales (Echeverri Perico y Robero, s/f; García Ramón, 1995).
En esta misma línea, otro enfoque que ayuda a superar la dicotomía conceptual es aquel que enfatiza que es
necesario mirar lo rural desde lo rural, con
sus especificidades, similitudes y complejidades.
La visión simplista y tradicional de lo rural
estaría siendo fuertemente erosionada por una serie de cambios que están
sucediendo en ese ámbito: la creciente aparición de la multiocupación en la
población que podríamos en principio pensar como rural, la aparición en ese
ámbito de actividades no agropecuarias como industrias y servicios, la
revalorización del campo como lugar de residencia, la aparición de otros usos
del ambiente no urbano como la valorización paisajística y cultural, la ampliación
de las actividades ligadas al ocio, la conservación ambiental como objetivo de
la instalación humana, el progresivo aumento de la movilidad territorial de una
población antes considerada como casi inmóvil (Pérez, 2001; Piñeiro, 1999; Teubal,
2001, Murmis y Feldman, 2005). Este tipo de procesos, que comenzaron en Europa
y los EEUU hace bastante tiempo, están penetrando rápidamente en países de
América Latina -Argentina entre ellos- lo que empuja aún más hacia una redefinición
conceptual y operativa.
Todo esto lleva a los autores a señalar las
limitaciones de las formas de definición de lo rural utilizadas hasta ahora:
las puramente administrativas, como la adoptada por Brasil (Graciano da Silva,
s/f); las que combinan límites demográficos (densidad, tamaño de los
aglomerados) con el porcentaje de ocupación agraria de la población económicamente
activa (PEA), como las utilizadas en Chile (Gómez, 2001); y, finalmente, las
puramente demográficas, como la nuestra.
El medio
rural se entiende, hoy en día, como una entidad socioeconómica y un espacio
geográfico, compuesto por un territorio, una población, un
conjunto de asentamientos y un conjunto de instituciones públicas y
privadas.
Es un
conjunto de regiones o zonas en las que se asientan pueblos, aldeas, pequeñas
ciudades y centros regionales, espacios
naturales y cultivados y en donde se desarrolla una gran diversidad de actividades
como la agricultura, la industria pequeña y mediana, el comercio, los
servicios, la ganadería, la pesca, la minería, el turismo y la extracción de
recursos naturales (CEÑA, 1993). Lo rural no es exclusivamente, entonces, lo
agrícola ni la sola expresión de la producción primaria. Lo rural trasciende lo
agrario.
En las
nuevas concepciones del desarrollo rural en América Latina se va más
allá de la consideración de la mitigación de la pobreza y se orienta hacia una
visión de lo regional y la sostenibilidad, no sólo de recursos naturales, sino también
económica, política, social y cultural. También se incorpora el concepto de
empoderamiento de las comunidades campesinas, buscando que los pobladores rurales y las distintas
organizaciones se doten de poder para que puedan ejercitar sus derechos frente
al Estado. La nueva concepción de desarrollo rural tiene también presente la
necesidad de la incorporación de una perspectiva de equidad de género y de la participación de
los distintos actores sociales en los diferentes procesos y proyectos de desarrollo. De lo anterior surge la necesidad
de evidenciar y plantear nuevas funciones a los espacios rurales que se constituyen
en una vía posible a su reequilibrio y desarrollo. Vale la pena destacar las
siguientes funciones:
· Equilibrio territorial.
· Equilibrio ecológico y producción de recursos y
servicios ambientales.
· Producción de alimentos limpios u orgánicos.
· Usos agrarios no alimentarios.
· Establecimiento de agroindustrias y empresas
manufactureras.
· Generación de empleo no agrícola.
· Espacio para actividades de esparcimiento y
recreación al aire libre. Reconstrucción cultural y del patrimonio histórico.
· Buena parte de estas funciones están implicando un
manejo de recursos colectivos.
PROBLEMATIZACIÓN
¿Cuáles deben ser las características de un maestro/a para la ruralidad?
PROFUNDIZACIÓN
De la lectura anterior se puede deducir que existen dos
formas de mirar la Ruralidad, una de manera tradicional y la otra totalmente
opuesta.
En este sentido:
Defina Ruralidad
Plantee las características de la ruralidad tradicional y
de la Nueva Ruralidad.
Elabore un esquema que dé cuenta de estas diferencias y/o
semejanzas.
PARA LLEVAR A LA PRÁCTICA
Elaborar un perfil del maestro para la Nueva Ruralidad
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